
La Iglesia de Verdú está dedicada a Santa María, aunque originariamente había otra dedicada a San Nicolás de Bari. La actual iglesia puede datarse hacia finales del siglo XIII, por la austeridad propia del orden del Cister. Constaba de una única nave, pero el crecimiento de la población provocó su progresiva ampliación. El primer retablo que presidía el altar se encomendó a Jaume Ferrer, uno de los pintores con más renombre en las tierras de Lérida en aquella época. Hoy en día ese retablo se conserva en el Museo Episcopal de Vic.
La iglesia de acuerdo con las necesidades de la población se fue ampliando, terminó siendo una iglesia con tres naves cubiertas, la central con bóveda de cañón apuntada y las dos laterales con bóveda de crucería, dando testimonio de la época en la que la realizaron.
De una época posterior es la talla de la Purissíma, de estilo barroco realizada por Agustí Pujol entre el año 1623-1626. A destacar también la absidiola de la nave derecha del templo dedicada a Sant Flavià. Verdú obtuvo las reliquias, y durante la Guerra Civil desapareció el retablo. A mano izquierda también hay lápida de consagración hecha en 1586 por el arzobispo Joan Terés, hijo de la villa.
A destacar también está la imagen de Cristo, la imagen más antigua, más preciada y de mayor veneración en Verdú. Datada a finales del siglo XIII-XIV, cuando Verdú implora en tiempos de sequías y epidemias.
Cabe mencionar las actuales pinturas que decoran el altar, obra del pintor targarí Jaume Minguell, ejecutadas entre 1955-56.
Fuente: Ajuntament de Verdú