
La capital urgelense fue uno de los motores comerciales de las comarcas leridanas del primer tercio del siglo pasado. Los targarinos más activos interpretaron correctamente el significado de una serie de avances que se produjeron aquellos años: la construcción de la línea del ferrocarril del Norte, entre Lérida y Manresa (1860); la faraónica construcción del canal de Urgell (1862), además, del estímulo positivo en la autoestima colectiva que había supuesto la concesión del título de ciudad, en 1884; la conexión de la línea telefónica y de la luz eléctrica o la llegada del agua potable a la ciudad, todo a finales del XIX.
Fuente: Ajuntament de Tàrrega