
El estado de alarma y el confinamiento provocado por la pandemia del Coronavirus, nos impedirá ver este año, el espectáculo anual de la floración de los lirios.
Como un ritual que se repite a lo largo de todas las primaveras de nuestra vida, el inicio del buen tiempo nos recibe con el estallido y la belleza extrema de nuestros queridos y efímeros tulipanes de secano.
El lirio, siendo una planta introducida de antiguo en nuestra región, es de una absoluta rusticidad. Se adapta perfectamente a nuestro clima seco y extremo. Hoy todavía la podemos encontrar plantada en los techos de tierra de las cabañas de bóveda de piedra seca, o cerca de cualquier construcción de la arquitectura rural.
El lirio azul o morado, (Iris germanica) es una planta perenne, perteneciente a la familia de las iridacias. Dicen que nombre de Iris le viene dado por la diosa griega del valor. Los tres pétalos interiores representan la fe, la sabiduría y el valor.
Los poetas, pintores y artistas han encontrado en el estallido exultante del lirio, la señal y la inspiración de sus poemas de amor. Ausiàs March escribe en alguno de sus “Cants”, la imagen del lirio entre cardos. Bajo esta comparación se encuentra el “lirio” que es su amada Teresa, que sobresale por encima de todo el resto de los humanos, los “cardos”:
“Llir entre cards, los escurçons no morden
ab tan fort mos com és lo de amor:
si bé els morduts no passen tal coissor,
perden lo seny e les vistes eixorben”.
“Llir entre cards, dins mi porte un forn
coent un pa d’una dolça sabor
i aquell mateix sent de gran amargor:
tot açò em pren deu hores en lo jorn”.
Hermosos y magníficos son los versos del gran Ausiàs March. Siglos más tarde, el poeta leridano Màrius Torres, cantó a los lirios en su poema Abril, con estos versos:
“Lliris morats, prada de trèvol,
núvols de neu, cel matinal.
Fulloles noves s’emmirallen a l’
estany d’aigua verge, benèvol”.
O bien la maravillosa “Canción a Mahalta” de la primavera del trágico marzo de 1937 cuando canta a su amada:
“Corren les nostres ànimes com dos rius paral.lels.
Fem el mateix camí sota els mateixos cels.
No podem acostar les nostres vides calmes:
entre els dos hi ha una terra de xiprers i de palmes.
En els meandres grocs de lliris, verds de pau,
sento, com si em seguís, el teu batec suau
i escolto la teva aigua, tremolosa i amiga,
de la font a la mar -la nostra pàtria antiga-”
Y este último poema que, en un nublado día de invierno, escribí anhelando la llegada de la primavera:
“Pel pas estret de l’hivern
el cel es desfà en engrunes xopes de boira.
«Som caliu de somnis i d’atzars
d’esclats vermells de roselles
brasa de flames, soques que cremen
en incendis grocs d’argelaga.
Som esclaus silents de la bellesa preuada
de l’amor ocult rere l’espurna de la rialla
som la blanca esperança de la flor del saüc
la memòria lila i intensa dels lliris de secà”.
El último año de vida del pintor Vincent van Gogh, cuando la primavera llegó al asilo de Sant Romieg donde se encontraba internado, el pintor se enamoró de los lirios azules de la Provenza y los inmortalizó en la pintura que aquí reproducimos:
A pesar del confinamiento, con las imágenes que acompañan esta entrada al Blog, queremos traerte los lirios azules a tu casa. Admira con todo el amor y la admiración que su belleza merece.
Jaume Ramon Solé.