
> Escucha el canto del abejaruco:
Ahora en la primavera, cuando salimos a la calle, podemos oír el canto de los abejarucos en vuelo. Para muchos el abejaruco es el pájaro más exótico de los migrantes que crían entre nosotros, tal y como lo refleja el extraordinario colorido de su plumaje, típico de los pájaros tropicales.
Cada primavera los abejarucos hacen un largo viaje de miles de kilómetros desde el África subsahariana, para criar en nuestra casa.
Si al oírlos miramos hacia arriba, los veremos volar compasamente planeando, como si dibujaran olas en el cielo. Su pico, largo y puntiagudo, destaca al frente de una silueta esbelta y aerodinámica. Tiene la cabeza de color marrón con una franja negra alrededor del ojo, el cuello es amarillo, el pecho azul-verdoso y las alas marrones y verdes.
Es un pájaro gregario, que suele criar y volar en grupo. Cuando llegan de África, es un espectáculo verlos en grupo haciendo las piruetas previas al apareamiento, a la construcción y adecuación de su nido.
Su nombre científico es “Merops apiaster”, (“Apiaster” en latín es abeja) y nos indica la principal característica de este pájaro que es la dealimentarse de abejas, avispas y otros insectos voladores. En castellano se llama “abejarruco”, en inglés “bee-eater”, en alemán “bienenfresser”, en euskera “erl-txori”, en francés “guêpier” o en occitano “abelhola”.
Sólo en nuestra lengua, es llamado de muchas formas diferentes, pero la más curiosa es el nombre de “canadenc”. El abejaruco hace sus nidos en unas galerías de dos metros de profundidad, excavadas en los taludes de tierra cerca de los caminos o ríos.
Cuando se construyeron las principales infraestructuras hidráulicas de nuestro país en el prepirineo, fue la empresa “La Canadiense”/”La Canadenca” la que hizo muchas de las obras. A menudo, después de las obras en carreteras, canales y embalses, en los taludes originados por la obra, hacían sus nidos los abejarucos, por lo que se pensó que estos pájaros los había llevado la empresa canadiense.
El abejaruco dispone de una capacidad visual extraordinaria y es capaz de detectar una avispa a 20 metros de distancia. Se sitúan puestos en ramas o en los hilos de la luz, También es muy característico verlos con la abeja o la avispa en el pico, de la que extraen el aguijón.
En la Torre del Codina es muy fácil ver y oír a los abejarucos desde media mañana hasta la noche. El hecho de que las 10 hectáreas de baldíos y cultivos de la Torre del Codina, sean de cultivos ecológicos, hace que disponga de una biodiversidad de insectos voladores, que atrae a los abejarucos. Allí encuentran abundancia de presas para su alimentación.
Jaume Ramon Solé.
Créditos: Imágenes propiedad de Jaume Ramon Solé – La Torre del Codina.